Afirma Roland Barthes que toda fotografía es un "certificado de presencia", esto es, poner en presente la necesaria historia de lo que somos,
donde el retrato fotográfico viene a certificar la existencia de un grupo humano, una familia, una persona.
Y es a través de este medio donde se pueden plasmar las interpretaciones que la propia condición humana hace de su historia, memoria visibilízala
en una emotividad de la cual la fotografía participa, se involucra, haciendo del tiempo una compaginación de identidades y sentidos de vida, tal cual
un diario íntimo, que distingue una biografía de otra, lo único de cada uno.
Desde esta perspectiva, este modo de expresión artística, sirve potentemente al presente, abre un espacio de luz contra el olvido:
aquello que ha tenido lugar una sola vez y que puede hacer tangible
una ausencia, interpelando a la memoria visual, como modo de reparación.
Leonel Yáñez Uribe